jueves, 24 de julio de 2014

LA EDUCACIÓN Y LA PEDAGOGÍA MUNDIAL EN EL SIGLO XVIII

LA EDUCACIÓN Y LA PEDAGOGÍA MUNDIAL EN EL SIGLO XVIII
Siglo pedagógico por excelencia" "La educación de la claridad ".
De manera paralela al estudio de la educación antigua, según se desprende de las fuentes existentes, y excelentemente expuesto en el libro mencionado en nuestro post anterior, estoy leyendo sobre el origen y desarrollo del moderno sistema educativo español. Para ello me valgo por ahora del libro Educación e ideología en la España contemporánea de Manuel de Puelles (Tecnos, Madrid, 2010). Se trata de una obra sintética que expone los cambios en la política educativa basándose sobre todo en los textos legales y manifiestos de algún intelectual o político relevante. Sobre todo, el autor se basa tanto en proyectos de leyes o reglamentos que no llegaron a entrar en vigor como en aquellas normativas que tuvieron vigencia durante un tiempo. El moderno sistema educativo debe entenderse como una manifestación íntimamente ligada a la historia de la España y Europa de fines del siglo XVIII en adelante. En las polémicas y batallas desatadas en torno al mismo se reflejan las pugnas ideológicas para cuya comprensión habría de echarse mano de obras de pensamiento político e historia de las ideas, así como, por supuesto, estudios sociales y económicos del periodo señalado. El libro de Puelles se limita, sobre todo, a exponer distintas políticas educativas trazadas por los diferentes gobiernos, como digo, a partir de las normativas, aunque alude puntual y someramente a las guerras sociales e ideológicas que subyacen a dichas normativas. Sí resulta claro en su exposición que el sistema educativo contemporáneo responde al surgimiento de una nueva sociedad que a su vez responde al progresivo predominio de la burguesía que busca su lugar restando poder a la nobleza y las instituciones en las que ésta se apoyaba (la Iglesia, por ejemplo). Esto fue la Ilustración, aunque como señala Puelles, en el corto periodo que tuvo influencia en los gobiernos monárquicos (sobre todo con Carlos III) no supuso una alternativa política, un cambio de régimen que desafiara abiertamente el modelo despótico de las monarquías ilustradas. Esto sí llegó a ser un rasgo propio del movimiento político liberal, el liberalismo.
CARACTERÍSTICAS:

  • Creencias y predominio en el poder absoluto de la razón, que pueda gobernar a los hombres y a los pueblos.
  • Desarrollo fundamental de las matemáticas y las ciencias naturales, como instrumento racionales que les facilitaron el análisis y cuestionamiento del mundo en que vivían.
  • Insistencia en el uso  de las lenguas nacionales en la enseñanza.
  • Énfasis al método experimental.
  • Búsqueda de mejores relaciones Maestro-Alumno, a fin de evitar los castigos corporales .
  • Extensión de la enseñanza a los grupos populares.


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